Unión
de cables
En
este apartado contemplaremos tanto la realización de empalmes
entre cables como la ejecución de distintos tipos de terminales.
Los sistemas comunmente empleados son:
Trenzado
La unión
de cables mediante el trenzado es un trabajo muy delicado que
requiere operarlos muy especializados. La operación consiste
en destrenzar los extremos de los cables a empalmar, para trenzarlos
de nuevo conjuntamente de forma manual.
La longitud que
se recomienda dar a los empalmes es: de 900 veces su diámetro
para los cables de arrollamiento cruzado; y de 1.200 veces su
diámetro para cables de arrollamiento lang.
Para realizar los
terminales mediante trenzado, es recomendable que la longitud
de trenzado no sea inferior a 30 veces el diámetro del
cable de que se trate.
Con casquillos
Consiste en un manguito
de aleaciones especiales que presenta muy buenas características
para su conformación en frío. Se coloca a presión
sobre los ramales del cable que se pretende unir.
Con metal
fundido
Se emplean casquillos
generalmente de forma cónica, en los que por el extremo
menor se introduce el cable, y en el que se vierte un metal fundido
que suele ser zinc puro o una aleación de plomo-antimonio.
Este sistema es
algo más laborioso que los demás, pero es el que
proporciona un mayor índice de seguridad.
Para la preparación
de estos terminales debe procederse como sigue:
Practicar una ligadura
en el extremo del cable y otras dos a una distancia ligeramente
mayor que la profundidad del casquillo.
Eliminar la ligadura
del extremo y descablear los alambres, procediendo a quitar el
alma textil, caso de tenerla.
Limpiar cuidadosamente
tanto el casquillo como los alambres, sumergiéndolos en
ácido clorhídrico y finalmente lavarlos con agua.
Atar los alambres
por el extremo para pasarlos al interior del casquillo y quitar
la ligadura.
Verter la colada
de metal fundido al interior del casquillo, procurando que no
se produzcan fugas de metal. La temperatura de la colada debe
ser adecuada para no "recocer" los alambres del cable.
Con abrazaderas
Este sistema es
la forma más sencilla para realizar tanto las uniones entre
cables, como para la formación de los anillos terminales
u ojales.
El número
de abrazaderas o sujeta-cabos a emplear en cada caso, variará
según se trate de formar anillos terminales o de uniones
entre cables; y según el diámetro del cable. A título
orientativo se presenta la tabla siguiente:

Las abrazaderas
deben ser adecuadas al diámetro del cable al que se deben
aplicar (la designación comercial de las abrazaderas se
realiza por el diámetro del cable). Esta circunstancia
debe observarse escrupulosamente puesto que si se emplea una abrazadera
pequeña el cable resultará dafiado por aplastamiento
de la mordaza. Por el contrario si se utiliza una abrazadera o
grapa excesivamente grande no se logrará una presión
suficiente sobre los ramales de los cables y por tanto se pueden
producir deslizamientos inesperados. Es de suma importancia una
cuidadosa observancia de las siguientes medidas para alcanzar
una eficaz y adecuada disposición de los grilletes o abrazaderas:
Para la realización
de anillos u ojales terminales debe emplearse guardacabos metálicos.
En los anillos u
ojales la primera abrazadera debe situarse lo más próxima
posible al pico del guardacabos.
La separación
entre abrazaderas debe oscilar entre 6 y 8 veces el diámetro
del cable (figura 4).

Fig. 4: Formación
de un anillo
El ramal de cable
que trabaja a tracción debe quedar en la garganta del cuerpo
de la abrazadera, en tanto que el ramal inerte debe quedar en
la garganta del estribo.
Las tuercas para
el apriete de la abrazadera deben quedar situadas sobre el ramal
largo del cable, que es el que trabaja a tracción (figura
5).

Fig. 5: Unión
de cables
El apriete de las
tuercas debe hacerse de forma gradual y alternativa, sin aprietes
excesivos. Después de someter el cable a una primera carga
debe verificarse el grado de apriete de las tuercas, corrigiéndolo
si fuera preciso.
La recomendación
de utilizar guardacabos en la ejecución de los ojales o
anillos terminales es debida a la conveniencia de proteger al
cable frente al doblado excesivo que se produciría al someterlo
a los esfuerzos de tensión o de una carga. Comercialmente
los guardacabos se designan por el diámetro del cable correspondiente.
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