Centralización
del trabajo
La dispersión de los trabajos plantea
serios inconvenientes a la hora de aplicar medidas correctoras,
dificultando proyectos técnicos y desde luego encareciendo
el coste de las instalaciones. Por ello es imprescindible centralizar
los trabajos que supongan un aporte de formaldehído al
ambiente, en una zona o área concreta. Si la unidad dispone
de varias dependencias separadas, los trabajos se realizarán
en una de ellas, o si el volumen de trabajo lo requiere, en dos
o más áreas contiguas, de modo que el personal ajeno
a estos trabajos no tenga que circular o atravesar las áreas
en cuestión, que deberán ser de acceso restringido.
El área o áreas elegidas deberán
tener comunicaciones con el exterior, a fin de facilitar la instalación
de los conductos de extracción.
Por último si el laboratorio o unidad
no dispone de áreas independizadas, procede establecer
una separación, mediante mamparas por ejemplo, con el fin
de aislar el área de trabajo con el formaldehído.
Elaboración
de normas y procedimientos
Los distintos trabajos y tareas que utilicen
el formaldehído, deben realizarse bajo condiciones y procedimientos
elaborados teniendo en cuenta no sólo las exigencias técnicas
que aseguren la calidad del trabajo, sino, asimismo, la peligrosidad
del producto. Así se exigirá que ciertas tareas
se realicen sistemáticamente bajo los sistemas de control
implantados, o utilizando los materiales adecuados, además
de los equipos de protección individual necesarios en cada
caso.
Por otra parte se elaborarán procedimientos
de actuación en caso de accidentes, derrames, vertidos
accidentales, fracturas de envases, etc., de modo que el personal
sepa actuar correctamente en cualquier situación.
Formación
del personal
La formación del personal es un aspecto
imprescindible en el marco preventivo. El conocimiento de los
riesgos que implica el manejo del producto y la ejecución
de los diferentes trabajos, así como el conocimiento de
los protocolos de actuación y las medidas a seguir en caso
de accidente, debe adquirirse mediante cursillos de formación
si es necesario. En este sentido habrá de dedicarse una
especial atención al destierro de todos aquellos hábitos
adquiridos que supongan manipulaciones indebidas, insistiendo
al personal para que modifique los hábitos incorrectos.
Por último, merece destacarse aquí
un hecho constatado en nuestros estudios, cual es la aceptación
del riesgo de exposición al formaldehído por parte
del personal de estas unidades. Seguramente la larga tradición
en los trabajos y la ineludibilidad en la utilización del
formaldehído como conservante, han llevado al trabajador
del sector a aceptar la presencia del contaminante en el ambiente
como algo inherente al trabajo. Desde un punto de vista preventivo
tal aceptación es inaceptable, ya que priva del primer
impulso que habitualmente conduce a adoptar medidas correctoras.
Es necesario que el personal adquiera conciencia de que es factible
en la práctica realizar los trabajos sin verse sometido
a la acción del contaminante, adoptando la serie de medidas
correctoras que aquí se van exponiendo.
Dotación
de medios y equipos de seguridad
Los laboratorios o unidades deben instalar
fuentes lavaojos, en número suficiente y ubicación
adecuada, con el fin de que cualquier persona accidentada acceda
con prontitud y facilidad hasta la fuente. Conviene disponer de
un suministro de agua templada al objeto de que sea posible mantener
la zona ocular bajo la acción del agua durante un tiempo
prolongado.
Los descontaminadores y neutralizadores necesarios,
así como el material apropiado para recoger vertidos, se
situarán en lugar accesible, con el fin de proceder prontamente
a la recogida de vertidos o derrames.
Como equipos de protección personal
ya se han mencionado las gafas, pantallas faciales, mandiles y
guantes. Resta añadir los necesarios adaptadores faciales
equipados con filtros adecuados para la retención del formaldehído,
a fin de ser usados en caso de accidente, recogida de vertidos,
etc. Estas protecciones deberán situarse en lugares bien
visibles y accesibles con objeto de que el personal pueda acceder
a ellas con facilidad.
Mantenimiento
y revisiones
Como medida final
a adoptar, el necesario mantenimiento de las instalaciones de
control a base de extracciones localizadas. Estas instalaciones
sufren el lógico deterioro que se traduce en una pérdida
de eficacia a causa del descenso en las velocidades de captación.
Es por ello necesario que periódicamente se proceda a una
revisión de conductos y extractores, con el fin de comprobar
su estado y proceder a limpiezas, equilibrados, etc. El mejor
sistema para mantener las propiedades extractoras de las instalaciones
es la comprobación periódica -mediante velómetro-
de la velocidad de paso de aire en las bocas de las rejillas y
en las ventanas de las vitrinas, actuando inmediatamente en caso
de disminución de la misma.
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