Bajo
la denominación de estaciones depuradoras de aguas residuales
urbanas, se agrupan las instalaciones en las que las aguas procedentes
de las redes de alcantarillado de las poblaciones o núcleos
habitados se someten a tratamiento, a fin de reducir sus niveles
de contaminación hasta cotas aceptables. Normalmente, tras
su depuración las aguas son vertidas a cauces públicos
o al mar.
A grandes rasgos, el tratamiento consiste
en separar los diversos productos y sustancias de desecho que,
bien en suspensión o disolución, arrastran las aguas.
Estos productos y sustancias fundamentalmente son: plásticos,
grasas, materias orgánicas, metales, arenas, productos
químicos, etc., ello es debido a que, juntamente con los
vertidos "domésticos", se recogen los variados
vertidos de las industrias, que tienen conexión con la
red urbana de alcantarillado.
Las instalaciones suelen estar situadas al
aire libre y, únicamente cuando se ubican en proximidad
a poblaciones o en su interior, se sitúan bajo techo en
edificios de tipo industrial. Es de destacar que el proceso requiere
amplias superficies de balsas o depósitos sin cubrir, bien
sea en situación elevada o a ras de suelo.
Por lo común,
este tipo de plantas funcionan las 24 horas del día y su
proceso está muy automatizado. El personal es reducido
en proporción a la magnitud de las instalaciones y sus
misiones se reducen a labores de vigilancia y control del funcionamiento,
toma de muestras y laboratorio.
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