El
bombo es un tambor de gran tamaño: 70 cm. de diámetro
por 40 cm. de altura. De afinación indeterminada, consiste
en una caja cilíndrica de madera cerrada por sus extremos
por dos membranas (de piel o de plástico) sujetas mediante
aros opuestos con los que es posible regular su tensión.
Se golpea con un mazo de cabeza de corcho o de fieltros, utilizándose
dos mazos para los redobles. El sonido que produce es grave y
potente.
Con
el nombre de atabal y transportado a la espalda de un hombre para
que lo tocara otro situado detrás, fue durante la Edad
Media el instrumento indispensable en las fanfarrias, uso que
aún perdura en nuestros días colgándolo de
una correa que pasa detrás del cuello. Fue introducido
en la orquesta en el S.XVIII utilizándose en obras de carácter
descriptivo y pintoresco, como en el Rapto del Serrallo de Mozart.
El
sonido del bombo es de una gran contundencia y poder en los fortísimo,
delicado en el medio-fuerte y de sensualismo y misterio en el
piano y pianísimo. Debido a la gran resonancia de este
instrumento, el percusionista pone la mano en el parche a la hora
de tocar para apagar las vibraciones resultantes. Podemos obtener
un sonido seco y contundente si percutimos en el centro del parche;
por otra parte, si percutimos a dos tercios del radio obtenemos
un sonido más amplio.
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